
21 Abr Luis Bernardi, un río que atraviesa
El 6 de marzo de 2025 en la ciudad de Resistencia, Fundación Urunday junto a la Facultad de Artes, Diseño y Ciencias de la Cultura de la UNNE emplazaron dos de las obras creadas en la Bienal del Chaco 2024. Entre ellas, la obra Simpleza de Luis Bernardi, correntino ganador del Premio de los Niños “Bernardo Martínez” y el Premio del Público “Juan Alberto García”.
Egresado del Instituto Superior del Profesorado de Enseñanza Artística Bellas Artes de Resistencia en 1991 y colaborador en el taller de Mario Rosso, sus esculturas le otorgaron distinciones como la del Salón Nacional de Artes Visuales o el 65° premio del Salón de Artes Plásticas Manuel Belgrano. Esencialmente esculpe sobre metal o madera, materiales que le atraen por sus diferencias y desafíos.
Posterior al emplazamiento en la FADyCC, Facultad de Artes, Diseño y Ciencias de la Cultura (Av. Castelli 1300) dialogamos con Luis Bernardi, nacido en Monte Caseros y ahora residente en Unquillo, Córdoba.
Estudiaste en el Instituto de Bellas Artes de Resistencia y también sos ex alumno de la Facultad de Arquitectura, ¿qué significa que esta obra que hiciste durante la Bienal está emplazada en una universidad pública?
Para mí es sumamente importante que mi laburo vuelva a un lugar simbólico que me dio las primeras herramientas de conocimiento, eso tiene un plus de valor, porque también hubiera estado interesante instalar la obra en la vía pública, en una plaza, una esquina, pero esto tiene como una vuelta de rosca, lo hace mucho más interesante, y es realmente alargador eso, que uno pueda devolver de alguna manera u otra todo el conocimiento que a uno le han brindado. Generalmente en esa primera etapa es donde uno se arma o consolida algunos deseos con más potencia. Las instituciones educativas, sobre todo públicas, suelen tener en cuenta el contexto y acompañan, ya que de jóvenes a veces somos más volátiles, uno necesita que alguien te ayude, te tiren una muleta para seguir, y me parece que a mí me lo han tirado bárbaro, más allá de lo que yo tenía ganas, se ve que han afianzado alguna cosa que yo traía, le han reforzado para que yo pueda seguir, entonces que ahora esté una obra ahí, es una cosa casi mágica.
Una obra emplazada en un espacio público tiene una riqueza infinita, porque por un lado va en contra de esta concepción de que el arte pertenecía solo a la élite o solo a los letrados, a los informados, a los académicos. A mí me parece sumamente importante que todo el mundo tenga acceso al arte, a la cultura en general, porque eso enriquece y cambia de alguna manera, no para que seas músico, escultor o escritor, sino que el arte es una herramienta de crecimiento humano que te hace ver otra cosa. Y creo que esto que pasa con la Bienal, con Resistencia, con la escultura, abre un camino en el ser humano que es importantísimo.
Un poco la intención de la obra Simpleza es “transitar y volver a transitar para analizar los pequeños cambios.” Teniendo en cuenta que naciste en Corrientes, y ahora vivís en Unquillo, Córdoba ¿qué tiene que ver el transitar con tu creación, con tu momento de inspiración, con lo creativo?
Sí, yo sin darme cuenta llego a esto, casi intuitivamente, me gusta decir como una animalidad supervisada, darle importancia a esa cosa tan intuitiva y después empezar a ver. La forma de hacer mi obra generalmente es imaginármela y después llevarla a la realidad, por ahí no sale como yo me lo imaginé, pero se asemeja bastante. Al principio mi intención no es pensar en un recorrido, pero después miro y tiene que ver con algo de eso. También con la materialidad, me interesa poder ver en un material que se usa para la construcción, llevarlo a una escultura y presentarlo en una sala, entonces uno lo transforma, lo traspasa, me pasó con el cartón también. Es como sacar esa caja que está apoyada en algún lugar, o que está tirada, que tiene toda una información, que ha tenido cosas adentro. Me acuerdo en la época que empecé con el tema de la línea, y un amigo que es antropólogo, me pasó un libro que hacía unos estudios en África sobre los ríos y la importancia que tenía ese recorrido del agua, y a su vez eso tenía que ver con distintos hechos culturales de esa población, de los inicios del adultez, con la mujer y todos los cambios físicos que tenían en su crecimiento, como estaba relacionado con ese recorrido, recién recuerdo que ese libro me marcó.
En general me gusta más el hacer, y después analizar, ver si volver o darle más fuerza a eso. Tiene algo que ver con la animalidad más que nada, me he encontrado con eso, que no me queda otra que hacer escultura y dibujar.
Leía en una nota que te gustaba mucho volver e ir al río y me acordé de la historia de Heraclito y el río, con que no es posible bañarse dos veces en el mismo río
Por ahí busqué otro paisaje, otro entorno, que no es el llano o esa cosa plana de Monte Caseros. Voy mucho al río, y además a veces le pido, necesito que me cuente algo. Cómo sentarse y ver el recorrido que hace. Hay una poesía de Juan Ortiz, que es un poeta entrerriano, que también lo musicalizó Barbosa y Liliana Herrero, que es bellísimo, que le pregunta al río, o habla sobre eso, y me pareció así una cosa hermosa, porque esa conexión con lo que te rodea. Se trata de eso, que te puedas conectar con tu entorno natural, tu vecino, entender esto como una sinergia, vos le podés dar y ellos te pueden aportar, que no estás solo.
Teniendo en cuenta que elegís determinados materiales para trabajar, y que la obra que te trae acá es en metal, ¿qué cualidades le encontrarás a este material?
Bueno, el metal es un material de construcción, generalmente. Viene también por el lado de la arquitectura. El metal es áspero, es una cosa que si vos te descuidas, te quemás, te cortás, hay que estar muy atento y entonces pendiente del material.
En contraposición con la madera, que tiene otra ductilidad, otra dulzura, tiene una cosa como más cálida, y el metal tiene esta cosa áspera, fría que a mí también en un punto me interesa porque es escéptico, eso que está totalmente limpio de toda cosa, que uno lo puede cargar. Si está en el exterior, el metal o puede estar muy frío, o puede estar muy caliente.
¿Qué tanta importancia tiene la simpleza en tu manera de hacer o en tu vida en general, digamos?
Yo creo que tiene mucho que ver. O por lo menos, a mí me interesa mucho. No sé si lo logro, pero me gustan las cosas simples. Hoy por hoy, la realidad necesita de cosas complicadas, de cosas retorcidas, llenar de muchas palabras para creer que uno está diciendo muchas cosas. Y por ahí (teniendo en cuenta el espacio en donde trabajo) los locos tienen un lenguaje magnífico, corto y concreto, tiene hasta un juego de palabras, una poesía que es impecable. Porque por ahí te juntan dos palabras y te resuelven una situación. Lo que pasa es que tenés que estar muy atento a eso, porque no lo vuelven a repetir. Entonces, esa cosa simple tiene eso, por momentos es muy volátil y enseguida desaparece. Pero a mí, no me gusta complicarme.
¿Qué artistas fueron tus referentes y cuales tenes en la mira?
A veces para crear escucho música. O el paisaje que tengo frente a la puerta del taller, eso también se vuelve una referencia. Está ahí, presente. Es algo abierto, como esa palabra tan trillada: la inspiración. Pero también es arte, arte entendido como una pregunta abierta constante.
No tengo un listado de referentes cerrados, porque hay muchísimos. Y muchos de ellos ni siquiera tienen que ver directamente con el arte. He charlado con personas amigas, conocidas, gente que me cruzo por ahí, y en una conversación te tiran una idea, un centro, algo que te queda dando vueltas. De esos encuentros salen muchas cosas. Pero si tengo que pensar en influencias más claras, podría arrancar con la Escuela de Bellas Artes de acá. Tuve profesores muy importantes para mí.
Por ejemplo, Walter Sotelo. Una persona bellísima. Me regaló mi primer tronco de quebracho, y lo llevamos en colectivo. Subimos al bondi con ese tronco enorme. Esa simpleza, ese gesto, me inspiró profundamente. Después estaba el viejo Ocampo, un dibujante increíble que también era profe en la escuela. Dibujaba de una manera impresionante, aunque no quedó ningún registro de su obra. Tenía esa actitud medio dura, ortiva, de esos profes de otra época. Pero una vez me dijo algo que me marcó: cuando le conté que me iba a Córdoba porque quería contactarme con otra movida, con el ambiente artístico de allá, me dijo: “Bernardi, nosotros te enseñamos el ABC. De aquí en más, te queda todo el abecedario”. Esa frase me quedó grabada.
Es que si no tenés una buena práctica mientras estudiás, después cuesta más empezar. Pero si tenés una base sólida, con recursos, podés largarte. Ese ABC, ese método, es clave. Durante mucho tiempo no me metí en lo teórico. Estaba muy enfocado en el taller, trabajando, sobre todo en Córdoba. Ya más grande empecé a leer más. Y ahí Didi-Huberman me marcó muchísimo, lo sigo leyendo. Escribe con una poesía impresionante, en prosa, pero con una profundidad poética muy fuerte. También Pascal Quignard. Son autores que me han influenciado un montón. Y en la época de estudiante, claro, Rodin también fue una referente.
Después de tomar nota atenta de las referencias de Luis entre emoción y risas dimos por finalizada la entrevista. Esa misma noche volvió a Córdoba, Resistencia siempre tiene las puertas abiertas para su regreso.