La Revista ARTE del Diario EL PAIS de Uruguay, habló de nuestra Bienal

Patricia Lanniruberto corresponsal de  la revista  ARTE del diario El País de Uruguay, realizó la producción que más abajo copiamos. Ella es experta en gestión cultural, de prensa internacional y productora cultural, además es egresada de Bellas Artes (Profesora en Artes Visuales). Cursó Diseño Gráfico y Comunicación Visual (UBA) y producción de cine (SICA). Ejerció como docente de Bellas Artes y de Diseño I y II (UBA). Desarrolló proyectos pioneros de tecnología en Internet y aplicaciones interactivas (netmedia). Imagen corporativa y producción de contenidos. Gestión cultural y de prensa internacional.

Artículo Publicado.

ARTE estuvo presente gracias a la invitación realizada por la Fundación Urunday a nuestra corresponsal en Buenos Aires.

(Desde Buenos Aires). Del 12 al 19 de julio de 2014 se llevó a cabo en Resistencia, capital de la provincia del Chaco en Argentina, la Bienal Internacional de Escultura edición 2014. Bajo la consigna “Homo Novus” (Hombre Nuevo) participaron once artistas de distintas partes del mundo que realizaron en el Museum, al aire libre, sus esculturas en acero inoxidable. Integraron el jurado Cristina Pizarro (Chile), Eva Lootz (España) y Luis Fernando Peláez (Colombia). El escultor francés Thierry Ferreira obtuvo el primer premio con su obra Semillas Cúbicas. El escultor portugués Hugo Maciel recibió el segundo premio con Crecimiento en la Vida y el austríaco Josef Baier el tercero con Evolución. Todas las esculturas que compitieron se incorporarán al patrimonio escultórico de la ciudad de Resistencia, declarada “Capital Nacional de las Esculturas”. Se publican a continuación las palabras brindadas por el escultor Thierry Ferreira sobre su obra y experiencia en la Bienal del Chaco 2014.

CASA CUERPO

La Bienal del Chaco en la ciudad de Resistencia y la estadía en Argentina fueron una experiencia intensa y completa. Intensa por el imperativo de construir una escultura en pocos días y completa porque me sentí correspondido en mi esfuerzo por todos los chaqueños. Jóvenes, adultos y ancianos transmiten en su observación, su gesto o su palabra un profundo conocimiento intuitivo de lo que es la escultura.

En pocas palabras la Bienal del Chaco es, a mi entender, más que un evento un acontecimiento cultural de carácter universal que puede ser considerado como patrimonio de la humanidad. Esta Bienal existe fundamentalmente gracias al esfuerzo de la Fundación Urunday y del maestro escultor Fabriciano y su equipo. Tiene una larga historia y desarrolla un trabajo notable en lo que se refiere a la “democratización¨ del arte y la escultura, habiendo premiado a escultores de renombre internacional de todos los continentes.

En este contexto tuve el honor de ganar el primer premio. Esto significa el reconocimiento a mi recorrido artístico y refuerza mis elecciones en términos conceptuales y estéticos. El tema de la edición 2014 era el “Homo Novus¨ y, al insertarlo dentro del proceso creativo, percibí rápidamente que una de las maquetas ya desarrolladas podía ir al encuentro de este desafío. Se trata de tres figuras geométricas que representan la forma que habitualmente dibujan los niños cuando quieren representar una casa. Dichas figuras tienen un movimiento de desdoblamiento sobre sí mismas, remitiendo a puertas que se abren en un movimiento continuo e infinito. Es una metáfora de la construcción del hombre en sí mismo y de lo que él va construyendo.

Este es un trabajo que vengo desarrollando desde el año 2006 y cuyo tema central es la ¨CASA¨. Mi obra explora la relación entre el Hombre y su hábitat, intentando establecer lazos entre la construcción del hombre contemporáneo y su equivalente arcaico en esa misma construcción,  tanto en términos arquitectónicos como en términos antropológicos. Intento poner en evidencia los recuerdos, como materia invisible pero también visible, que quedan impresos en la estructura de la casa a través de técnicas, soportes y materiales diversos.

La Casa representa simbólicamente toda la construcción del individuo a lo largo de su vida. El cuerpo biológico con el cual nace es una de esas estructuras que le permite vivir experiencias a través de los sentidos y que no consigue contener dentro de sí más que como recuerdos,  siempre volátiles e intangibles, imposibles de aprehender, pero que pueden ser concebidos y reproducidos. Para fijar esos recuerdos se guardan los objetos que surgen de esas proyecciones, tornando la experiencia de vivir palpable, recurrente y sobre todo re-vivible.

El cuerpo original, por un imperativo biológico, intenta expandirse por fuera de su organicidad limitada y construye un segundo cuerpo artificial o no, más grande, más resistente a la intemperie y al tiempo que pasa, que lo protege, lo abriga y le permite cobijar otros símbolos exteriores de experiencias a través de las cuales vive y revive. Ese segundo cuerpo es la CASA. Pero ese cuerpo también está vivo, respira, necesita ser alimentado, es mutable y vulnerable a los elementos y al tiempo. Ese cuerpo, nace, vive y muere como su creador.

Dado que vivimos en un cuerpo biológico único que nos identifica (a nuestros sentidos y a los de aquellos que nos rodean) y que es el ¨Lugar¨ de nuestra mente, también le atribuimos una dimensión emocional de ¨lugar¨ a la CASA que habitamos. Proyectamos en ese segundo cuerpo nuestra propia identidad: es ¨nuestro¨ cuerpo , refleja nuestro Ser tal como el cuerpo biológico y como cualquiera de las proyecciones y construcciones de nuestro cuerpo/mente.

El cuerpo en el que nacemos contiene nuestra mente y el cuerpo que construimos, o sea la CASA, resguarda el primer cuerpo y los objetos que nuestra mente construye. Tal vez inconscientemente buscamos en la CASA la construcción y fijación de nuestra identidad, o sea, la CASA es un medio, un camino hacia la afirmación e inmutabilidad de su identidad.

Dado que somos susceptibles a la influencia de cualquier interacción,  somos llevados naturalmente a buscar nuevos cuerpos, siempre que alguno no se ajuste a las condiciones del cuerpo y mente originales. Al no encontrar ya construidos esos refugios nos vemos obligados a construir  otros, hasta encontrar aquella identidad que aceptamos como propia, el cuerpo que puede ser nuestra casa y que nos puede dar estabilidad, mientras dejamos atrás aquellos cuerpos que habitamos en otro momento.

Citando a Gaston Bachelard (1957) ¨Con la imagen de la casa tenemos un verdadero principio de integración psicológica (…) examinada desde los horizontes teóricos más diversos,  parecería  que la imagen de la casa se transforma en la topografía de nuestro ser íntimo (…) vemos inmediatamente que la imagen de la casa sigue en dos sentidos: está en nosotros como nosotros estamos en ella.¨1

Thierry Ferreira